REFLEXIÓN
DEL PRIMER BLOQUE:
Comienza la asignatura de Literatura española, literatura infantil y educación
literaria. Desde un primer momento todos
teníamos la impresión de que las clases iban a ser tal y como estábamos
acostumbrados; básicamente teóricas y centrándose en todos los autores que forman
la literatura española.
Sin embargo, fue toda una sorpresa
cuando se nos dijo que las clases iban a estar dirigidas a nosotros como
futuros maestros; es decir, nos iban a aportar ideas de qué ofrecer a nuestros
alumnos, cómo dar las clases… Por fin algo parecido a la didáctica.
Esta idea verdaderamente nos gustó,
puesto que por un momento nos sentimos protagonistas de lo que íbamos a hacer
ya que era por y para nosotros.
En primer lugar, comenzamos las
clases definiendo lo que diferencia a la literatura de la paraliteratura, idea
que casi todos desconocíamos; así como la diferencia entre libro y cuento.
Con ello, pasamos a hablar de la
gran importancia que tiene la lectura hoy en día y del auge que ha tenido en
las últimas décadas, pues ni siquiera muchos de nuestros abuelos a penas saben
escribir.
Estamos de acuerdo en que leer es
importante, pero lo es más el apoyo que para ello se recibe: la motivación. Es
esencial sentirse a gusto con lo que se lee, identificarse con ese libro,
cuento, artículo… Cuando somos mayores, seleccionamos lo que nos gusta de lo
que no; sin embargo, a los más pequeños se les impone lo que deben leer en los
colegios obligando a hacer una lectura de algo que puede que no les llame la
atención, que no sean sus temas preferidos o que prefieran a otros personajes;
con lo que hago referencia a que, en ocasiones, ofrecemos a los niños una
literatura no pensada especialmente para ellos.
Habitualmente, cuando pensamos en
un libro, nos viene a la mente un cuento escrito en prosa; por lo que hemos
aprendido que no debemos focalizar las clases en textos en prosa sólo, sino que
los niños deben saber que hay otros tipos de textos, conocer el verso y el
teatro también.
Desde mi experiencia en las
prácticas, puedo afirmar que hoy en día la asignatura de lengua es a la que más
horas se dedica junto a la de matemáticas; no obstante, la mayor parte de los
proyectos realizados en el centro tienen que ver con este área. Sin embargo, no
creo que se esté enfocando desde todos sus puntos de vista.
Lo que yo pude apreciar es que a
partir del segundo curso del primer ciclo de Primaria, dedican tiempo al libro
de lectura guiadamente sólo cuando sobra tiempo o ya se han acabado las tareas
programadas para esas horas. Lo que percibí fue que por un lado no lo toman
como algo que hacer por norma general, pero sí es el premio que reciben los
niños cuando acaban los primeros una actividad: leer un cuento de la biblioteca
de aula. Aunque he de decir que en el primer curso de este mismo ciclo, sí
dedican tiempo cada día a la lectura personalizada en función de las
necesidades que cada uno posea, ya que hace a penas unos meses que han
aprendido a identificar las letras.
La biblioteca de aula con la que
cuentan es bastante amplia, pero los libros que la forman no son de intereses
propios de unos niños, ya que la mayoría de ellos no estaban actualizados.
En relación al tipo de textos que
se les ofrece, sí que se encuentran los tres tipos de textos y han conocido
diferentes tipos de escritos, pero se centran principalmente en la prosa.
Algo de lo que habíamos hablado en
clase y que eché en falta en este aula fueron todas esas estrategias para
motivar y aumentar la autoestima del niño frente a la lectura como la obtención
de diplomas, carreras de lecturas, obtención de puntos por libros leídos…
Como conocimientos aprendidos para
mi futura clase, considero especialmente interesante que los niños aprendan a
valorar la literatura y para ello hay que trabajarla bien desde un principio. Algo
que creo que nunca se debe hacer es imponer a los alumnos lo que deben leer. Se
les puede ofrecer múltiples opciones con diferentes tipos de personajes, de textos,
de letra, de dibujos…
Con todo esto, si algo he aprendido
es que la literatura tiene una única finalidad: disfrutar. De este modo, quiero
hacer partícipes a mis futuros alumnos de esta idea y que aprendan a sacar lo
mejor de los libros creando con ellos momentos mágicos.
Bien. Una reflexión un poco superficial.
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